Jack Quaid as “Nate" in Novocaine from Paramount Pictures.

‘Novocaine’ es tan sangrienta como divertida y brilla en un área donde otras películas del género fracasan

Cuando la acción y la comedia se unen para la construcción del tono de una película, es posible que uno consiga más alcance que el otro o que incluso uno de los dos géneros pase desapercibido. Si el humor es excesivo termina cansando y si la acción es escasa, se le echa en falta. Y aunque la mezcla de ambos géneros casi siempre funciona, la trama debe nutrirse de un guion bien escrito para que esa acción y ese humor no se sienta gratuito, insulso. Dan Berk y Robert Olsen ya unieron fuerzas para llevar acabo ‘Cazadores de demonios’ o ‘Villains’ y vuelven a hacerlo para la dirección de ‘Novocaine’, una película que toma como modelo la fórmula de ‘John Wick’, ‘Nobody’ o ‘Noche de Paz’, pero con su propio tono y una trama tan enérgica como una película con tales referentes merece.

Jack Quaid, conocido por su papel de Hughie en ‘The Boys’, es Nate, un banquero que sufre CIPA, una condición congénita real que hace que el sujeto no perciba ningún tipo de dolor fisico. Nate es una persona asocial cuyo único amigo solo se relaciona con él a través del chat de audio de un videojuego. Tiene una vida muy monótona hasta que la llegada de Sherry, personaje interpretado por Amber Midthunder, pone su vida patas arriba haciendo que todo lo que no pueda sentir por fuera, lo sienta por dentro cuando poco a poco se enamora de ella. Quizá la falta de vida social, el no haber tenido una relación anteriormente o el hecho de no querer sentirse solo hacen que el amor por Amber sea su principal motivación para vivir poniendo en peligro hasta su propia vida por ella.

Lo bueno de ‘Novocaine’ es que se siente continuamente renovada gracias a sus giros de guion que, aunque a veces clichés, combaten su miedo a sentirse plana. El primer acto es una comedia romántica que se preocupa por establecer una historia en la que conozcamos en profundidad a Nate y la convivencia con su enfermedad que, hasta su primera cita con Amber, le hacía verse incapaz de hacer una vida despreocupada. Con la llegada del primer giro de guion, la película pasa a convertirse en un recital de hostias, sangre y huesos rotos que hacen que la película comience a verse envuelta por un aura especial.

Es a partir de ahí cuando Nate hace de su «incapacidad» un escudo protector al que se agarra para no tener miedo a los que puedan acabar con él. ‘Novocaine’ se aprovecha y exprime a su personaje todo lo posible y más haciendo que se sienta fresca en todo momento y que esa dosis de violencia no cese jamás.

En otras películas donde la sangre baña toda la historia, el protagonista es un tipo duro que lo tiene todo controlado, lo sabe todo sobre los combates cuerpo a cuerpo, cómo usar un arma y tiene experiencia sobre todo lo malo que le puede pasar. En ‘Novocaine’ partimos de la base de que el protagonista es un banquero cuyo único encuentro con un arma ha sido en los videojuegos. Nate es una persona del día a día, algo indeciso y con pocas habilidades físicas, pero la manera en la que se enfrenta a los enemigos ya sea aprovechándose de su enfermedad o utilizando actitudes cómicas mientras recibe una paliza, es lo que hace diferente a la película. Es como si un Deadpool sin experiencia protagonizara una película de ‘John Wick’.

Amber Midthunder as “Sherry» and Jack Quaid as “Nate» in Novocaine from Paramount Pictures.

La película se siente enérgica a partir del segundo acto y no cesa en la manera en la que busca sorprender al espectador. Pero es cierto que el trío de villanos no termina de destacar más que por ponerle las cosas complicadas al protagonista. Y no por no ser unas caras conocidas, sino porque lo que al principio parece imposible de vencer se vuelve torpe y alcanzable.

‘Novocaine’ no va a ir directa a la lista de películas de culto ni mucho menos, pero es capaz de brillar en un área donde otras fracasan. Y, sin duda, sí que irá directa a esa lista de referentes en el género de acción y comedia que han sabido plantar su propia personalidad y se ha desvinculado de ese cine repetitivo.