‘The Brutalist’: Cuando las imágenes importan

Este mundo en el que vivimos está sobrecargado de imágenes. Los impulsos visuales se encuentran en las decenas de pantallas que observamos diariamente, ya sea en formato móvil, televisión, tablet, ordenadores o pantallas publicitarias. La cantidad de contenido audiovisual que consumimos consciente o inconscientemente tiene como consecuencia un inevitable deterioro del peso y la calidad de las imágenes, extrayendo la importancia que estas tienen y conduciendo a un mundo anodino en el que la sobresaturación consigue que nos conformemos con prácticamente cualquier cosa. Es, por tanto, importantísimo el trabajo de Brady Corbet, director de ‘The Brutalist’, pues busca una intencionalidad detrás de cada decisión con su cámara.

Corbet comienza su carrera como intérprete al servicio de algunas de las mentes más brillantes del cine de las últimas décadas. Brady Corbet ha actuado para Michael Haneke, Lars von Trier, Olivier Assayas, Sean Durkin, Noah Baumbach, Bertrand Bonello, Ruben Östlund o Mia Hansen-Love. La filmografía que ha construido a lo largo de su carrera como actor es, simplemente, apabullante. Por eso mismo no sorprendió a nadie cuando realizó ‘La infancia de un líder’ con tan solo 27 años. Las imágenes de su ópera prima ya atisbaban un talento demoledor que no podía sino crecer con el paso de los años. Así lo confirmó con ‘Vox Lux’, su segunda obra, y así vuelve hacerlo con su tercera película: ‘The Brutalist’.

Con la historia de László Tóth, arquitecto húngaro exiliado en Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial, Corbet no hace más que crear un escenario con el que puede contar cómo se construyen los cimientos de su nación. Brady Corbet lo tiene claro: la magnificencia de los Estados Unidos de América se ha levantado con la sangre, el sudor y las lágrimas de aquellos quienes llegaronbuscando un futuro mejor y que no encontraron otra cosa más que explotación por parte de aquellos quienes consiguieron llegar antes.

‘The Brutalist’ cuenta una historia con todo el poder del cine. Pone todos los recursos cinematográficos al servicio de lo que su autor pretende transmitir. Así, fotografía (ese delicioso formato Vistavision) montaje, sonido, música e interpretaciones forman un conjunto demoledor que funciona como una especie de reloj de lujo en el que cada engranaje se ha diseñado con una cautela y un cariño digno de los mejores artesanos del mundo. 

‘The Brutalist’ es Sergio Leone, es Elia Kazan, es Orson Welles, David W. Griffith, Francis Ford Coppola y un sinfín de nombres legendarios que han creado imágenes para el recuerdo. Es una obra magna, de esas que son difíciles de encontrar. Es una anomalía, casi un milagro que una película con tantísimo peso y cuidado por sus decisiones llegue a las salas de nuestro tiempo, y por eso mismo, hay que cuidar y proteger todo lo posible a su autor y a las personas que la han hecho posible.