¿Alguna vez te ha pasado eso de conocer perfectamente el final de una película, pero no poder quitarle el ojo? ¿Aún sabiendo que te van a destrozar emocionalmente? Eso mismo es lo que provoca ‘Robot dreams’, la nueva maravilla del director español Pablo Berger, que ya está triunfando en todos y cada uno de los premios a los que puede optar. ‘Robot dreams’ es una película “muda”, pero no en el sentido más estricto, pues pese a que sus personajes no hablen, Berger nos enseña qué es eso de contar sin emitir ni una sola palabra, haciendo que esa fantástica Nueva York repleta de animales y algún que otro robot, sea más humana que el propio mundo en el que vivimos.
Parece increíble cómo un perro y un robot, pero también unos conejos, unos pájaros, unos osos hormigueros o un muñeco de nieve, puedan representar de forma tan real lo que es la humanidad, esas características que nos hacen ser quiénes somos y que forjan nuestra forma de transitar por nuestra realidad. Y es que personas las hay plenas de bondad, pero también las hay viles, y solitarias, y alegres y tristes. Igual que los conejos, los pájaros o los muñecos de nieve.
‘Robot dreams’ avanza paso a paso, consiguiendo que el espectador conozca qué es lo que sucederá y, de alguna forma, dejando en las manos de este la decisión de seguir con la historia y entregarse por completo o, simplemente, abandonar el camino; pero, extrañamente, siempre elegirá continuar. Lentamente uno empieza a disfrutar de esos sueños del robot y, a su vez, se imagina cómo acabará todo, si en tragedia o en maravilla, pero es que, ¿acaso importa?
La forma de representarnos y de conseguir que todos nos sintamos identificados con uno u otro personaje, animales u objetos inertes, a menudo sin género y sin identidad sexual (o al menos dejados a la interpretación de cada uno) es maravillosa. La evolución de sus protagonistas, sus desamores, sus pensamientos y sus sueños, son tan nuestros que pareciera que Dog es nuestro vecino, nuestro compañero del trabajo o incluso nosotros mismos.
Y es verdad que ‘Robot dreams’ es una historia ya contada, que posiblemente hayamos visto cientos de veces, pero es que tiene algo especial, algo que la hace única y que consigue transformarla en algo distinto y fantástico. Podría ser el ver a Naranjito en la bolsa de Dog, o los temazos que tararea Robot, pero no, eso solo son adornos que la elevan aún más. Es su humanidad, tan imposible de conseguir como atrevida, y por ello Berger y su equipo han conseguido estrenar una de las mejores películas del año. Bravo.