El nuevo corto de Gala Hernández, ‘+10K’, compite en la sección internacional de la SEMINCI y retrata con ironía y precisión a una generación que ha hecho del éxito una religión. Pol, un chico de 21 años que vive con su abuela, sueña con mudarse a Miami, ganar más de diez mil al mes y convertirse en “la mejor versión de sí mismo”. Suena absurdo, pero también familiar.
El cortometraje construye, con precisión y cierto sarcasmo, un universo donde la autoayuda se convierte en dogma y el dinero en único horizonte vital. Su discurso inicial, tan reconocible, parece extraído de cualquier podcast de éxito o vídeo de TikTok: frases vacías, promesas infinitas y una retórica que roza la fe.



Visualmente, ‘+10K’ destaca por su cuidado estético y uso inteligente de la inteligencia artificial, que aquí no funciona como un efecto gratuito, sino como extensión natural del imaginario del protagonista. La simetría de los planos, la paleta de color y la textura digital refuerzan esa sensación de mundo artificial en el que vive Pol.
Pero lo que realmente eleva ‘+10K’ es su mirada. Que esta historia esté escrita y dirigida por una mujer es clave. Porque Hernández observa a su protagonista sin condescendencia ni burla, pero con una claridad que desarma. Entiende cómo los hombres hablan entre ellos, cómo se validan, cómo construyen su identidad alrededor del éxito y el dinero. Su cámara no juzga: escucha.
En tiempos donde el algoritmo dicta los sueños y el coaching sustituye la empatía, ‘+10K’ se impone como un retrato agudo de nuestro presente. Sorprendente, incómodo y necesario.
#Emprendedor #Éxito #Abundancia


