‘The president’s cake’: la vida se retrata como algo inevitable

Con dos premios en Cannes —la Cámara de Oro a la mejor ópera prima y el Premio del Público en la Quincena de Realizadores— no sorprende que el primer largometraje de Hasan Hadi sea un emocionante drama con una fotografía espectacular.

Más allá de su estética, lo que atrapa en esta película es la sencillez con la que aborda su tema: la dictadura iraquí de Saddam Hussein, vista a través de los ojos de Lamia, una niña de nueve años. Muchas veces se ha yuxtapuesto la inocencia infantil con los horrores de la guerra para intensificar su gravedad (‘The Boy in the Striped Pajamas’, ‘Jojo Rabbit’, entre otras), pero pocas veces de manera tan desinteresada. Lamia debe conseguir los ingredientes para preparar una tarta para el cumpleaños del presidente y atraviesa numerosas peripecias para lograrlo. Sin embargo, el foco principal no está tanto en la dictadura como en el proceso de crecimiento personal que Lamia experimenta en ese contexto político.

Su viaje comienza cuando huye de su abuela, quien la ha llevado a la ciudad supuestamente para comprar los ingredientes de la tarta, pero en realidad pretende dejarla en casa de una amiga, ya que no puede seguir cuidándola. Lamia no pierde de vista su objetivo, una misión que la educación recibida en la escuela le ha presentado como primordial. Ella es pobre y los bienes básicos son costosos; pocos pueden permitirse el lujo de preparar una tarta. Nada le será dado gratuitamente: en su camino deberá estar dispuesta a intercambiar servicios para conseguir los ingredientes. Lamia aprenderá a desconfiar de quienes aparentan ayudarla y a valorar a quienes genuinamente la cuidan.

A su alrededor hay un torbellino de injusticias, pero la protagonista sigue adelante sin parpadear, como en el juego que comparte con su amigo Saeed. La vida se retrata como algo inevitable, donde las personas son buenas o malas y simplemente nos toca cumplir el destino que se nos impone: titubeando entre luces y sombras y luchando contra el mal.