‘La habitación de al lado’: Un amor inextinguible por el cine

Este jueves 26 de septiembre, Pedro Almodóvar recibió el premio Donostia de la mano de su actriz Tilda Swinton, un día después de celebrar su 75 cumpleaños, y semanas después de haber sido galardonado con el León de Oro en Venecia. ¡Cuántas celebraciones para Pedro!

En el escenario del Kursaal, el director habló con el corazón sobre su amor por el cine. Hace 44 años presentaba su primer largometraje, Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, en este mismo festival de San Sebastián, y hoy recibe un reconocimiento por su increíble trayectoria. Comentó que un premio así, a su edad, podría interpretarse como el cierre de una carrera, pero aseguró que nunca dejará de hacer cine, incluso si sus películas se vuelven malas. La sala estalló en risas, conmovida por las palabras honestas y apasionadas del director. Almodóvar confesó que el cine ha dado sentido a su vida y pidió al público que siga apostando por el séptimo arte, para que las injusticias de la vida puedan transformarse en ficción.

Con su primer largometraje en inglés, Almodóvar vuelve a hacer lo que mejor sabe: arrancarnos sonrisas mientras coloca la injusticia social en el centro de la pantalla, convertida en ficción. ‘La habitación de al lado’ es una reivindicación de la eutanasia. Narra el último deseo de Martha (Tilda Swinton): morir acompañada. No quiere seguir decayendo, ni luchar más contra el cáncer, pero tampoco desea enfrentarse a la muerte en soledad. Esta petición ha sido rechazada por varias amigas, y ahora recae en Ingrid (Julianne Moore) la responsabilidad de concederle este último favor, a pesar de su inmenso miedo a la muerte y a las posibles repercusiones de ayudar a cumplir ese deseo.

A pesar de contar con intérpretes anglosajones, el sello inconfundible de Almodóvar está presente. Se percibe en los colores, en la forma poco mundana de hablar, en el ritmo, y en la relación entre las dos mujeres. Sin embargo, se extraña un toque español: personajes exaltados, a menudo coloquiales, con esa vitalidad europea tan característica de los filmes del director. Se extraña Madrid.

Aun así, todos los aspectos de la película están impecablemente ejecutados, bajo la dirección de un cineasta meticuloso y experimentado. Para Almodóvar ya no es ningún misterio contar historias, y lo que es más importante, contarlas bien. ‘La habitación de al lado’ es conmovedora y auténtica, más simple en comparación con otros títulos de su filmografía, pero igual de directa.

Almodóvar ha entregado una película de muchas palabras, todas pronunciadas con suma benevolencia. Refleja muy bien el punto en su carrera en el que se encuentra, dejando atrás algunas de sus excentricidades para enfocarse en temas que aún lo conmueven profundamente. ‘Madres Paralelas’ ya había marcado este giro en su cine, y probablemente continúe en esa línea en el futuro. Es difícil seguir superándose, especialmente cuando se tiene un recorrido tan extenso como el de Pedro.

‘La habitación de al lado’ es otro reto superado para Almodóvar. Aunque algunos de sus seguidores más fieles pueden sentir cierta decepción ante la falta del toque español, la película es, sin duda, una obra madura y profundamente emocional.