‘Sorry, Baby’: la rareza de lo cotidiano

La vida nos puede cambiar de un segundo a otro. Ningún ser humano es capaz de crearse un destino idílico para sí mismo, pues existen cientos de factores inesperados que, nos guste o no, determinarán el transcurso de nuestra vida. Somos el resultado de muchas casualidades. Pero, aunque no podamos controlar todo lo que nos pasa, sí podemos decidir cómo nos enfrentamos a ello. O al menos esa es la enseñanza que lanza Eva Víctor con su película ‘Sorry, Baby’.

Este filme, que supone el debut tras la cámara por parte de la directora, cuenta la historia de Agnes, quien, tras vivir un suceso traumático durante sus años como estudiante, debe aprender a sanar sus heridas y lidiar con su duelo.

La película logra ser brillante gracias a un guion elocuente que destripa la belleza de las relaciones humanas. Por medio de la contraposición de escenas cotidianas poco comunes, la autora genera un ambiente de rareza tremendamente humano. Agnes, a lo largo del filme, busca su camino apoyándose en la relación con su mejor amiga mientras conoce a inesperados personajes que le enseñan grandes lecciones.

‘Sorry, Baby’ enamora al espectador por la humanidad que desprende. Encuentra, desde el máximo respeto, el humor que esconde el autodescubrimiento y lo presenta por medio de diálogos entrañables y de una estructura, dividida en capítulos y sin una cronología lineal, que describe el desorden propio del proceso de recuperación post-traumático.

Los personajes están tan bien construidos, que resulta inevitable empatizar con ellos. La directora acierta de pleno al rodearse de actores con tanta sensibilidad como lo son Naomi Ackie y Lucas Hedges. Ambos llenan de matices sus interpretaciones y dan un sentido propio a cada palabra del guion.

Sin grandes pretensiones, Eva Victor dirige, protagoniza y escribe una de las películas más bellas del año. No explora temas sofisticados ni utiliza imágenes impactantes. Tampoco se regocija en el dolor humano. Simplemente muestra un proceso, un momento, a una persona y sus circunstancias. Da voz a una experiencia humana para hacer entender, a quien quiera escuchar, que el camino es menos doloroso si decidimos respetar nuestro caos interno.