Es maravillosa la sensación de encontrar una de esas películas que dejan un poso real en la mente de quien las ve. La cineasta húngara Ildikó Enyedi consigue eso mismo con ‘Silent friend’, su nueva obra, estrenada en el Festival de Venecia, donde se alzó con el premio FIPRESCI de la crítica (entre otros), y que hoy llega a la Seminci de Valladolid.
En ‘Silent friend’ Enyedi nos narra tres historias diferentes pero que mantienen rimas narrativas tanto en el espacio del que se rodean, como de las sensaciones humanas de los personajes que las protagonizan. Tres historias rodadas de distinta forma y estética (blanco y negro, grano setentero y ultradigital) y con tramas verdaderamente diferentes (superación, amor y soledad y ciencia).
Estas tres historias se emplazan en un mismo punto geográfico: un árbol ginkgo de casi doscientos años de antigüedad. Este árbol es, prácticamente, un personaje más de la obra, ese que todo lo ve y que acompaña silenciosamente a los protagonistas en cada una de sus historias.
Y es que ‘Silent friend’ nos habla (entre muchas otras cosas) de cómo las plantas son seres vivos, unos iguales que nosotros, sintientes, que nos acompañan y vigilan. Pero en realidad, las plantas no son más que una excusa para describirnos como sociedad. Para hablar del desarrollo humano en todos los sentidos. Es precioso observar las problemáticas a las que se enfrentan los personajes, frecuentemente ligados a la ciencia (del estudio de las plantas) y cómo estos superan las barreras que el mundo que les rodea les plantea.
Unas imágenes y sonidos potentísimos, extrasensoriales y casi oníricos acompañan a cada narración, haciendo de su visionado algo verdaderamente único en su especie. Los sentimientos y pensamientos de cada personaje traspasan la pantalla e invaden cada uno de los rincones de la sala de cine consiguiendo erizar pieles de brazos y piernas.
Ildikó Enyedi consigue transmitir en cada silencio y en cada imagen algo indescriptible. Cada escena de ‘Silent friend’ es importante e interesante y eso, es muy muy difícil de conseguir.