‘Mi vida a lo grande’ es la ópera prima de la directora y animadora checa Kristina Dufková. A través de una excelente animación y una estilización visual que recuerda a las producciones en stop-motion de Laika, como ‘Coraline’ o ‘ParaNorman’, la película mantiene un estilo propio, con ritmo y emoción.
Seguimos a Ben, un adolescente de 12 años que sufre bullying en el colegio por su peso y decide hacer un cambio adoptando un estilo de vida más saludable. La película aborda temas muy importantes para el público más joven: la aceptación, la autoestima, las dinámicas familiares en la transición a la adolescencia y, sobre todo, la presión social, el bullying y el body shaming.
Es cierto que algunos personajes se quedan en un plano superficial: el chico malo es simplemente malo, la chica es el interés romántico, y el amigo cumple con el rol de compañero básico. Sin embargo, el protagonista sí presenta varias capas. No es un personaje que se achica ante lo que le dicen —aun siendo un blanco fácil para las burlas, sino que se escuda en el humor y la comedia. Ben es cabezota, como muchos niños al comenzar la adolescencia, y encima está bajo los cambios emocionales que puede provocar una dieta.



Me parece que la película trata ciertos temas de forma muy acertada: desde la familia desestructurada de Ben, hasta la búsqueda de la identidad. Incluso incluye a un personaje con una prótesis en la pierna. Y aunque hemos visto muchos ataques de ansiedad en películas de animación recientes, aquí se representa un episodio depresivo del protagonista. De nuevo, un tema muy potente para el público más joven, pero que, en mi opinión, está muy bien logrado: ese sentimiento de no querer salir de la cama, de no querer hablar con nadie de “En mi vida no hay nada bueno”…
Ahora, el tema central de la película: la dieta de Ben. Me parece fundamental que los niños vean la importancia de llevar una vida saludable. Se retrata muy bien la dinámica con su familia: cómo lo primero que le dicen es “has engordado”, o cómo la excursión a casa de la abuela termina en desastre, porque —seamos sinceros ¿cómo va a salir bien una comida en casa de tu abuela cuando estás a dieta?



Esta película deja claro un mensaje: cuando algo entra en tu cabeza, todo a tu alrededor se convierte en eso. En el momento en que Ben empieza la dieta y todos a su alrededor no paran de hablar del tema, de bombardearlo con información, todo se convierte en comida. Ben reflexiona en distintos momentos durante su viaje: lo fuerte que es que quienes se ríen de él por estar gordo se rían aún más por intentar adelgazar, o la reflexión final de que quizá uno se siente mejor simplemente por haberlo intentado.
Pero… mi mayor problema con todo esto es la motivación detrás de todo esto: enamorar a la chica. ¿Cuál es el verdadero objetivo de su dieta? ¿Cuál es el de cualquier persona que decide empezar una? Sí, puede ser que una razón sea “verse bien” ante los demás, o que llegue un punto en que los ataques sean tantos que uno simplemente busca un cambio. Pero ¿no debería el objetivo principal ser que el personaje se sienta bien consigo mismo? La película se acerca a esa reflexión al final, pero para mí, todo el mensaje se debilita por la motivación inicial.
Y me pregunto: ¿un niño de 12 años qué pensará al ver esta película?


