El tiempo es el privilegio más desperdiciado por el ser humano. ¿Por qué le dedicamos más tiempo a lo menos importante y disfrutamos tan poco de lo que realmente debería importarnos? ¿Por qué tenemos tanta responsabilidad con nosotros mismos y, a veces, se nos olvida? El tiempo es la respuesta para todo. Al tiempo nos abrazamos para resolver cualquier problema y es el tiempo el que debe decidir sobre nuestro porvenir. Pero si somos nuestros únicos representantes, ¿por qué no nos convertimos nosotros en nuestro propio tiempo?
Molly es la protagonista de ‘Dying for sex’, la nueva miniserie de FX que llega en exclusiva a Disney+ el 4 de abril. Tras ser diagnosticada de cáncer terminal, descubre que tiene mucho que hacer en el poco tiempo que le queda y se une a su compañera de fatigas Nikki para emprender una aventura que le hará dedicar el tiempo que ella merece.



Nikki es la amiga perfecta. Es ese chute de energía que todo el mundo debe tener en su vida para lograr ver la parte positiva en momentos difíciles. Es esa compañía segura que te motiva y te hace seguir adelante. Además, Michelle Williams y Jenny State -nuestras Molly y Nikki, respectivamente-, consiguen una química increíble que, combinadas con las actuaciones de sendas actrices en secuencias donde no comparten minutos juntas, logran también un equilibrio entre lo maravilloso de la historia y lo grandioso de sus actuaciones.
Steve, el marido de Molly, es la representación de todo compañero de vida en esta dura etapa de una persona enferma cuyo único rol debe ser el de apoyar, acompañar y empatizar. Su comportamiento inadecuado que en ocasiones parece hasta una parodia, no deja de ser ese reflejo de una persona incapaz de priorizar los sentimientos de la persona enferma y cuidar sus actos y palabras para no dejar de abrazarla. Una conducta que se vuelve hasta machista y esa especie de parodia que ‘Dying for sex’ trata de mostrar es un claro mensaje hacia el espectador para que capte enseguida lo que no se debe hacer.
Es una serie que comienza con tintes de comedia, pero que poco a poco se vuelve oscura y triste, pero sin dejar de sentirse divertida. Ese humor que se busca para desenfadar el inevitable camino hacia la muerte y que logremos sonreír con todo lo que es capaz de conseguir y superar Molly. Nuestra protagonista se divierte al mismo tiempo que ‘Dying for sex’ nos hace divertirnos con ella. Es una serie que nos enseña que hay que querer -y querernos- más.
Y, como bien reza el primer capítulo: “hay un mundo por descubrir”. Y ese mundo que realmente guarda Molly dentro de ella es el que se dedica a explorar como no lo había hecho nunca. Dentro de su propósito de realizar esas cosas que hasta ese momento no había hecho, de dejarlo todo atrás y de quererse hasta que el propio título de la serie termina convirtiéndose en la vía de escape de Molly. El sexo como herramienta de diversión, de amor o de superación. De no sentirse incapaz por el hecho de padecer una enfermedad y conseguir ser feliz.
‘Dying for sex’ es una carrera a contrarreloj para encontrarse consigo mismo antes de que sea demasiado tarde. Es como una deuda personal después de tanto tiempo desaprovechado. Porque el tiempo, al final, no es más que una medida, lo que cuentan son los momentos.


