‘Brûle le sang’: Detrás de los majestuosos paisajes de la Costa Azul se esconde una lúgubre violencia

El primer largometraje de Popkhadze es un relato sobre el honor y la venganza, temas recurrentes en los barrios obreros del sur de Francia. El director sitúa en el centro de su narrativa un componente personal: sus raíces. La comunidad georgiana de Niza es representada en ‘Brûle le sang’, mostrando el lugar que ocupan, o quizás cuestionando los únicos espacios que se les permite habitar.

El título, que literalmente significa «quema la sangre», evoca un mundo de crímenes, pero parece ser un mundo distante para Tristán, hasta que el regreso de su hermano mayor, Gabriel, tras el asesinato erróneo de su padre, lo obliga a enfrentarlo. Después de diez años de ausencia en Francia, Tristán no está dispuesto a perdonar el abandono de su hermano, pero Gabriel necesita su ayuda para limpiar el nombre de su padre.

Mientras Gabriel, el mayor, se vio obligado a huir a Georgia tras involucrarse en el tráfico de drogas, Tristán optó por un camino opuesto, formándose para convertirse en sacerdote ortodoxo. El turbulento pasado de Gabriel complica su regreso a la comunidad, lo que lo lleva a pedir favores a un viejo amigo, cuyo tío ostenta una gran influencia.

La violencia y la venganza están en el corazón de este thriller melodramático que, aunque presenta una historia contada innumerables veces, encuentra su originalidad en el aspecto técnico. Filmada íntegramente en gran angular, Popkhadze, debutante en esta 72ª edición del SSIFF, demuestra habilidad para generar tensión, empleando con frecuencia la cámara en mano al estilo de ‘Athena’ (2022), sumergiendo al espectador en la acción.

Aunque la trama no sorprenda por su innovación, la dirección y la cinematografía son impecables, anticipando un futuro prometedor para el cineasta. ‘Brûle le sang’ respeta los códigos del género y, al mismo tiempo, aborda la vida de las minorías en los barrios obreros, fusionando el amor fraternal con la desconfianza, en una narrativa que deja claro su propósito: que la sangre corra.